Sobre las cartas de propaganda electoral (10N 2019)
Tras leer las cinco cartas de propaganda electoral que inundan estos días las casas de todos los españoles, me he decidido (contra lo ya dicho en septiembre, pero sin que sirva de precedente) a volver durante unas horas a la actualidad y matizar nuestra opinión al respecto. Evidentemente, lo fundamental no ha podido cambiar en los últimos seis meses y, si alguien quiere un análisis más pormenorizado, nos seguimos remitiendo al grupo de artículos donde analizamos todos los programas políticos. Teniendo en cuenta lo anterior y tras la lectura de dichas cartas, es cierto que se nota con claridad las cuestiones que cada partido cree fundamentales, tanto en el propio contenido de la carta como en el diseño del sobre, lo cual es realmente significativo. En este sentido, y aplicando los conocimientos que destilamos de la lectura de los programas, vamos a repasar muy rápidamente cada una de las cartas, destacando sus puntos fuertes y flacos, a la vez que intentamos discernir en qué se diferencian sustancialmente (si se diera el caso). Tenemos los cinco sobres: los barajamos con los ojos cerrados y vamos cogiendo uno a uno al azar hasta el último (esto requiere que pongáis un poquito de fe en nosotros). El orden del análisis es el siguiente: PSOE, Podemos, Ciudadanos, PP y VOX.
La carta del PSOE aprovecha el propio sobre para apuntar su eslogan: «Ahora, Gobierno. Ahora, España», el cual no nos dice mucho; rematando en el adverso con: «#ahoraEspaña», «PSOE/♥» y «www.ahoraespaña.com», que dice aún menos. En el interior encontramos una sola cara de texto donde el PSOE nos recuerda, además de lo bien que hacen ellos las cosas, lo bueno que es el progresismo. A su vez, señalan que se van a centrar en luchar contra la pobreza y la desigualdad social, ‘conceder nuevos derechos’, apostar por mejorar los servicios públicos, combatir el cambio climático, trabajar por la ‘justicia social’ y la convivencia, aumentar el salario mínimo, seguir con el tema feminista de moda, etcétera. Sorprende mucho que un partido que se llama “Partido Socialista Obrero Español” se deslice de lo socialista a lo progresista sin que nadie se sorprenda. No se puede apostar por los servicios públicos, luchar contra la pobreza y demás sin hablar de cómo lo vamos a pagar, es decir, de subir impuestos. Este es el mayor problema del PSOE desde hace décadas: intenta atraer el voto con una fragancia socialista, que se materializa en un progresismo que no puede ser de otra manera sino liberal y, por lo tanto, al final se centra en humo, como la moda feminista o la venidera moda ecologista; obviando estupideces de libro como eso de conceder nuevos derechos, así en general (como si fuera algo bueno), o la manida tontería de buscar más justicia social. El contenido con sentido de la carta socialista se queda al final en un mero adorno, mientras que lo articulable con efectos reales se termina basando en humo y modas. Y no hablemos de aquello de «la revolución digital de la economía»; de reducir con maniqueísmo a Ciudadanos, PP y VOX a «derechas»; y del hecho de que no hay ninguna idea sobre educación o cultura. Suena manido, pero el votante del PSOE, o es alguien que no sabe matemáticas, o es un burgués que no lo termina de asumir. Ahora es el momento de avanzar, pero ya hacia dónde o por qué da un poco igual (siempre que no hablemos en serio de economía y de subir impuestos, claro está).
Unidas Podemos (inciso: si ya «Podemos» era un nombre malo, junto con el «Unidas» pasa a la categoría de cosas que dan mucha vergüenza ajena). Y, hablando de vergüenza ajena, el sobre se emplea para hacer una especie de chiste con la frase: «Esta carta no es de un banco…», lo cual podría parecer una ironía autocrítica sutil, pero no, porque poco después, y volviendo a lo de siempre, concreta en el adverso con: «… y es la única de un partido que no pide dinero a ningún banco». Lo que le falta decir es que, como sucede con todos los partidos, para eso están las famosas fundaciones y las promesas “bajo cuerda” que ya se irán pagando. Centrándonos en la carta, nos damos cuenta de que el texto ocupa el mismo espacio que una foto donde sólo sale Pablo Iglesias enfocado. Curioso… por no decir sospechoso. El textito dice aún menos que el del PSOE, lo que ya es mucho decir. En cuanto a cosas concretas, se recuerda la moción de censura, la subida del salario mínimo (menos mal que cada vez hay más autónomos)… y para de contar. Aquí los malos ya no son ‘las derechas’ sino ‘ellos’ (todos los que no son Podemos, claro). Normal que no puedan dialogar ni pactar… desde esta perspectiva es mayoría o nada. Aquello del pluralismo político de la democracia y el dialogo está demodé. Es una pena de carta y es para deprimirse… ¡qué manera de minusvalorar la inteligencia de sus más de tres millones setecientosmil votantes! Si vamos a empujar hacia el futuro así, mejor no empujar y quedarnos como estamos.
El partido de Albert Rivera nos deslumbra con la sonrisa de él mismo junto con Inés Arrimadas bajo el eslogan: «Somos un gran país y vamos a demostrarlo». Esto está al nivel del PSOE en cuanto a contenido y nos enamora otra vez su originalidad con un gran «¡Vota! Ciudadanos» en el adverso. Parece que la cosa este 10N va de no leer y de confiar en la belleza del líder. Nos encontramos una carta a dos caras: por un lado, una foto tamaño póster de Rivera sonriendo y aplaudiendo con el eslogan «Pongamos de una vez España en marcha», la cual nos produce un escalofrío; y, por el adverso, la misma foto de Rivera y Arrimadas sonriendo que aparecía en el sobre, seis cuestiones que pretenden llevar a cabo, una banderita de España, un «Vota Ciudadanos», la frase «La España del siglo XXI», y la pregunta fatalmente escrita: «¿Sabes cuál es el único voto útil poner España en marca y tener un gobierno en menos de un mes?» con dos respuestas: «Un 1% más de votos a Cs son 10 escaños más para Albert Rivera e Inés Arrimadas» y «Sin embargo, un 1% más de votos al PP o al PSOE es sólo un escaño que no cambiará nada»… Muy bonito eso de reivindicar el voto útil. De los partidos grandes, este parecía el mal menor… pero sólo lo parecía. Vamos a analizar los seis puntos de literatura antes de ponernos a llorar. Contenemos el llanto. La idea de poder trabajar y estudiar en castellano es buena, junto con la idea de paliar los excesos del nacionalismo. No están a favor de la corrupción (aunque, evidentemente, eso lo comparten con todos los demás partidos). Van a luchar por bajar los precios de los alquileres construyendo nuevas viviendas, pero sin hablar de impuestos ni de pensar a fondo el tema de empresas tipo “Airbnb”; además de buscar que todos los contratos sean indefinidos desde el primer día. Ideas utópicas pseudo-socialistas al estilo PSOE. Por lo demás, pretenden bajar la cuota de autónomos, cosa que está bien dada la tendencia a que todo el mundo sea autónomo; y más si los contratos son indefinidos desde el primer día, como ellos mismos pretenden implantar. Para terminar, hablan también de que los okupas estarán en la calle en 48 horas, lo que es una buena idea, evidentemente; pero quizá también debería pensarse el por qué hay gente sin techo en la ‘España del siglo XXI’. A esto se suma también la perogrullada de que los delincuentes que reincidan deberán ir a la cárcel. Están vendidos al estupidismo (perdón, al populismo), como todos desde la llegada de Podemos. Ciudadanos tiene las ideas claras respecto al nacionalismo y posee una tendencia socialdemócrata muy clara contra los que les tachan de derechoides; al tiempo que son coherentemente liberales, tanto en lo social como en lo económico. Puede que de los cinco grandes sea el menos malo, pero entre los pequeños hay opciones mejores. En fin… me parece que, después de los resultados electorales, va a rodar la cabeza de quien diseñó la cartita.
El PP nos presenta un sobre azul pepero con un simple «VOTA PP» y en el adverso: «Por tu trabajo. Por tu pensión. Por tu vivienda. Por tu seguridad. Por la salud y la educación de los tuyos. Por el futuro de España. VOTA POR TODO LO QUE NOS UNE. PP». No es lo más tonto que hemos leído en un sobre hoy. Centrándonos en la carta, la encabeza otra vez la idea del sobre y una foto de Pablo Casado mirando el futuro de España, además de un texto más largo que el de Podemos y Ciudadanos juntos. No queremos repetirnos con ideas que ya hemos dicho varias veces, así que vamos a ir a lo peculiar que aparece en el PP. Como el PSOE, dedican un párrafo a comentar lo buenos que son. Después, nos recuerdan la salida de la crisis de 2008 (cosa que hay que reconocer que supieron tratar) y nos plantean la posible crisis que está por venir. Nos comentan que nos van a apoyar a la hora de cumplir los sueños de tener educación, sanidad y pensiones, a la vez que bajan los impuestos. Por lo menos es explícito que tal imposibilidad es un sueño, lo que nos hace pensar que la ayuda que nos ofrece Pablo Casado será mediante el aumento de las recetas de antidepresivos. Eso sí, nos mencionan su capacidad para hacer política y dialogar con otros partidos; cosa que sí que es digna de elogio en los tiempos que nos ha tocado vivir. Van a gobernar para todos y van a luchar por la convivencia, por la concordia constitucional, por un gobierno moderado, etcétera. Centrémonos ahora en la parte de atrás, donde hay diez puntos que consideran compromisos. Analicémoslos. Ya es la carta con más ideas escritas de todas, lo cual resulta interesante. Vemos ideas muy buenas, como ayudar a jóvenes y familias, apoyar la maternidad, establecer el castellano como lengua vehicular, implantar la tarjeta sanitaria única nacional, reducir las listas de espera, ampliar las becas, revalorizar las pensiones y aumentarlas para madres trabajadoras, tener claro que el nacionalismo es algo peligroso con lo que no se debe jugar, y buscar un voto «consciente y meditado». Todo muy bien. A nivel de propuestas socialdemócratas liberales estaría en la línea del PSOE o Ciudadanos; así que, o todos son de derechas, o ninguno es de derechas o, quizá, estas denominaciones nunca tuvieron mucho sentido y, ahora, incluso, menos, pues es una diferenciación falaz que meramente se emplea como instrumento demagógico. El problema de fondo es el punto 1, que, por lo menos, es explícito en el PP: pretenden bajar el IRPF con un tipo máximo por debajo del 40%, el impuesto de sociedades por debajo del 20%, y suprimir los impuestos de sucesiones, donaciones y patrimonio; así, como es lógico, toda propuesta o ayuda a favor de la sanidad, la educación o las pensiones se convierte en humo. Sin olvidar ideas horrendas como promover el bilingüismo, la universalización de la educación de 0 a 3 años o la prisión permanente revisable. Tampoco conviene obviar la mención inevitable en estos tiempos al feminismo pop actual. Sinceramente, le recomendamos leer los programas a todo aquel que tenga cierto orgullo intelectual y pretenda votar; eso y pensar en los partidos pequeños, que, quizá, tengan propuestas más interesantes.
VOX. Un sobre con la bandera de España por ambos lados. ¿Desde cuándo somos Inglaterra, Francia o Estados Unidos? ¿Desde cuándo somos unos horteras fetichistas? Somos diferentes al imperio anglosajón y siempre lo hemos sido. No banalices y prostituyas lo poco que quedaba de España para arañar unos tristes votos exaltados e infantiles, apelando a meros sentimientos vacíos de ideas. Mal, Abascal, mal. Eres el reverso de Podemos. En fin… centrémonos en el contenido de la carta. Querido compatriota, la idea de ilegalizar partidos es un error garrafal, un peligroso disparate que muestra y da a entender que no confías mucho en tus argumentos para convencer al contrario de por qué el nacionalismo es indefendible intelectual y moralmente hablando. Una idea que, como te descuides, amigo correligionario, te la van a aplicar a ti para cerrarte la boca. No defendamos despropósitos. Estamos de acuerdo en que hay que defender nuestra cultura y que los organismos supranacionales tienen sus peligros; pero, si no conseguimos pensar y dialogar lo más sencillo, es difícil que consigamos llegar a buen puerto en temas complicados como estos, salvo por imposición, y eso lleva inevitablemente a la violencia y al lado oscuro de la fuerza. Por lo demás, pretenden bajar los impuestos como buenos liberales (vamos, como todos) y el «gasto político», que no se sabe muy bien lo que es. Estamos de acuerdo en que hay que combatir la inmigración ilegal y combatir el crimen, al margen de que sea o no obra de inmigrantes. Hablan de revertir el modelo autonómico (como si fuera fácil), para, así, bajando impuestos, garantizar pensiones y fortalecer el «ascensor social». Vemos a VOX inventado conceptos e ideas, a la par que apuesta por utopías, como buenos ‘progres’. Vamos bien de cadena perpetua; pero, eso sí, «que ningún partido adoctrine a tus hijos ni te imponga cómo debes pensar». También están a favor de «defender la libertad frente a la dictadura progre que impone su visión única de la historia»; idea que casa muy bien, por cierto, con la ya mencionada idea de ilegalizar partidos. Todo esto y la mención de recibo a la modita incipiente ecologista. Está bien la idea de defender nuestra cultura, nuestras tradiciones y nuestras raíces; de hecho, es razonable defender el proyecto que era España, pero tiene que ser con ideas y con razonamientos, venciendo en el espacio público la batalla dialéctica y mostrando la verdad en vez de imponerla. Porque, si no, se termina imponiendo la mentira o un delirio superficial y fetichista, que banaliza la verdad al servicio de otros intereses, entre los que se encuentra apostar por un liberalismo muy duro de mercado, como es este caso. Es para deprimirse. Nunca nos encontraremos ni leerás este artículo, pero, en serio, te pregunto a ti que, aparentemente, te gusta tanto España y la tienes siempre en la boca: amigo Santiago Abascal, ¿sabes acaso qué es España?, ¿te lo has planteado en serio alguna vez?
Por lo demás, no podemos dejar de recomendar leer los programas y los artículos que ya mencionamos donde los tratamos a fondo. La idea de repartir el voto cuando parece imposible confiar al 100% en un partido es la más prudente. Mirando el papel del senado, comprobamos que la coalición de Recortes Cero, Grupo Verde y el Partido Castellano sigue existiendo… por favor, que no sea PACMA el partido pequeño que consiga esta vez algo de representación.
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