Jornada Electoral 2023. Segunda parte: Partido Popular (PP 2023)
Con un mes de retraso, llega, por fin, nuestro artículo sobre el Partido Popular. Ha sido una elaboración bastante desesperante, no tanto por factores externos, que también, sino por lo exasperante de este partido, que hace que cualquier acercamiento al mismo sea igualmente irritante. Pero no adelantemos acontecimientos. Tan sólo comentaremos en este primer párrafo introductorio que contamos con que tenéis fresca tanto la versión de 2019 como el artículo inicial de la serie, y que empezaremos repasando el programa, para luego continuar revisando el estado de las redes sociales, centrarnos más adelante en los vídeos y acabar analizando los tuits. Por cierto, antes de meternos de lleno con este pequeño escrito, resulta divertido destacar que la página oficial del PP está perfectamente disponible en Archive.org. Sea como fuere, comencemos.
Respecto a la situación del programa, cabe decir que se encuentra en la parte de abajo de la página principal, dentro de la columna «conócenos», donde hay un enlace a una sección con todos los programas. La última versión, la de 2019, cuenta con 59 páginas, que quedan muy por debajo de las 223 que caracterizaban al anterior, el de 2016. A grandes rasgos, podemos decir que repiten bastante. Nos volvemos a encontrar con una tendencia a cargar contra el contrario, con una predisposición hacia el economicismo liberal dentro de las coordenadas de la socialdemocracia, con la primacía de la tecnología, con la importancia del cambio climático —eso sí, la referencia a la energía nuclear es mucho más tibia que en 2016—, con las típicas cuestiones feminoides, con la inevitable mención al terrorismo, con un enfoque pragmatista de la educación y con una inclinación hacia el europeísmo —aunque quizá un poco menos efusiva que en 2016—. En suma, un mensaje muy cercano al del PSOE (y es que, a decir verdad, no sólo se parecen en que ambos programas ponen la cara de su líder en primera página). Eso sí, hay un pequeño cambio, relacionado con una apuesta muy clara por mejorar nuestra defensa, y que es una de las poquitas novedades que encontramos, dado que en 2016 eran muchísimo más suaves respecto a estas cuestiones. De hecho, pasamos de movernos en el ámbito de asumir «los acuerdos políticos imprescindibles que permitan el incremento progresivo de la inversión en Defensa en un entorno presupuestario realista» a dotar «a los miembros de las Fuerzas de los mejores medios materiales y económicos posibles». De cualquiera manera, echamos de menos que ya no se mencione la defensa de la inviolabilidad de las comunicaciones.
Más allá de todo esto, nos vemos obligados a hacer un paréntesis para rectificar un par de puntos de nuestro artículo de 2019, en la misma línea de lo que ya hicimos con el del PSOE. Primeramente, en la parte donde hablamos de la «posición de privilegio» de España en el ámbito económico, no tenemos en cuenta el factor diferencial que mueve la economía global. A su vez, consideramos de manera exagerada la incompatibilidad de las medidas contra el cambio climático y el capitalismo. Y, para terminar…, toda la parte final huele a marxismo a rabiar, influida, evidentemente, por las ya mencionadas clases de Carlos Fernández Líria.
Volviendo con el tema de los programas, y acercándonos un poco más en profundidad al de 2019, podemos destacar desde un par de cosas interesantes hasta detalles que ya estaban en 2016 que no mencionamos en el artículo anterior, pasando tanto por cuestiones que han evolucionado como por alguna novedad al margen de las más obvias. Asimismo, hay detalles graciosos, relacionados, por ejemplo, con la cuestión feminoide. Por un lado, se tragan el paquete completo, aunque de manera más suave que el PSOE, algo que se deja notar en pequeños matices, como que, en la parte de las familias, no hagan mención a extravagancia alguna, pero también en la apuesta por no desdoblar el lenguaje en masculino y femenino. Otra muestra de esto es que, si bien en un determinado momento hablan de luchar por «la igualdad de remuneración por razón de sexo», evitando el término ‘género’, luego mencionan la ‘violencia de género’, queriendo estar a la moda y evidenciando un cierto miedo a que les llamen ‘fachas’, aunque sin dejar de intentar diferenciarse de sus adversarios políticos (eso sí, con un éxito relativo). Por otra parte, más allá de estos menesteres, resulta también gracioso su apelación al consenso, a la concordia, al diálogo y a «sumar no desde la ira, el tacticismo o el miedo», sino desde «programas razonables». En resumidas cuentas, siempre con la moderación y la centralidad en la boca (y es que ya sabemos que el partido heredero del franquismo siempre ha sido y será de ‘centro’ o…, como mucho, de ‘centroderecha’). Además, resulta hilarante no sólo el convencimiento de que su programa pueda llegar a servir de ‘común denominador’ —pues quizá sería más realista aspirar a ser el mínimo común denominador— para todos aquellos que defiendan «la unidad, la libertad, la igualdad y la concordia entre todos los españoles», sino también eso de que la Constitución sea la clave, y no digamos ya lo de querer comerse a Ciudadanos, ligar con el votante del PSOE y, de paso, que no se les escape gente a VOX… Como era de esperar, no saben cómo conjugar todo esto en un todo con sentido, así que el resultado de este maremágnum son muchas palabras vacías que rozan lo demagógico si no se matizan.
Entrando ahora en las cuestiones concretas, hay un par de cosas que ya estaban en el programa de 2016 y que se repiten en el actual, pero sobre las que no hicimos hincapié en nuestro trabajo de 2019: la idea de la tarjeta sanitaria única para todo el territorio nacional y la apuesta por fortalecer la independencia del Poder Judicial. Además, también hay cinco temas que habían sido tratados en la anterior versión, pero que han evolucionado en el texto más reciente. El primero es que apuestan con más fuerza por el feminismo de palo actual, recordándonos incluso que promovieron el “Pacto contra la Violencia de Género”, aunque olvidándose de mencionar que fue a la zaga de las novedades que traía el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. A su vez, transitan del llamado «Reto demográfico» al actual término, más acorde a los tiempos, de ‘España vaciada’. En tercer lugar, si bien aparece un apoyo a la maternidad mucho más evidente, lo hace entreverado de feminismo, con cosas como aumentar la pensión de jubilación a las que hayan sido madres —¡que no parezca que están fomentando la natalidad, eh!—. Asimismo, cargan las tintas mucho más cuando hablan de bajar impuestos, dejando claro esta vez, por ejemplo, que pretenden suprimir algunos, como el de sucesiones o el de donaciones entre padres e hijos. Por último, y aquí se nota la influencia de VOX, endurecen su postura respecto a la inmigración ilegal, llegando a proponer la ampliación de «los tratados internacionales de retorno y expulsión de inmigrantes irregulares».
Repasemos ahora las novedades. En el programa de 2016 no se menciona ni una sola vez la cuestión de Cataluña, lo cual dice mucho de las capacidades predictivas de esta gente, pues el lío del referéndum ilegal se remonta a 2017. Eso sí, en el de 2019 se hacen cargo del temita de marras, como comentamos también del PSOE, endureciendo su postura. De cualquier manera, aunque defienden que «la lengua vehicular ordinaria de la enseñanza en todo el territorio español será el castellano», señalan igualmente que «en aquellas Comunidades Autónomas en las que existan lenguas cooficiales, éstas podrán también ser previstas como lenguas vehiculares», lo que se acaba resumiendo en no aportar nada al asunto. Y, si bien es cierto que subrayan que «la única lengua cuyo conocimiento será un requisito indispensable para el acceso a un empleo público será el castellano», pudiéndose considerar el resto de lenguas cooficiales como «un mérito, nunca un requisito excluyente», no lo es menos que también apuntan que «las Administraciones elaborarán planes de formación para que los funcionarios atiendan a los ciudadanos en la lengua oficial que elijan». Ergo… no parecen ni extremistas ni radicales en este punto, aunque quizá sí un poco más redichos y menos claros que el PSOE. A su vez, dentro de la cuestión de mejorar la calidad de la educación… ¡Sorpresa! Se pretende apostar por el bilingüismo, pero, al mismo tiempo, se busca promover «cambios en la programación para ampliar el estudio de las humanidades, especialmente la filosofía, que recuperará su condición de asignatura obligatoria en el Bachillerato»… La verdad es que Platón explicado en inglés podría ser un filón.., ¿no? Aunque, ya que nos ponemos, ¿por qué no probar con Ortega, que quizá sea más divertido? Eso sí…, para ser puristas hasta el final, casi que a este último estaría mejor que se le diera en alemán. Bromas aparte, porque sobre la filosofía y demás casi prefiero que la gente se olvide, ya que cuando se acuerda es para peor…, están en contra del «adoctrinamiento en las aulas», lo cual es un detalle, pero habría que pensarse qué hacemos con la educación pública; porque, claro, es un invento napoleónico con un cierto trasfondo, con un cierto sentido más allá de que la gente sepa leer y sumar… En fin.
Continuando con las novedades, se agradece que, antes de hablar de otros menesteres, pretendan extender «los cuidados paliativos en el Sistema Nacional de Salud garantizando la equidad en el acceso, la atención paliativa domiciliaria y los servicios de cuidados paliativos pediátricos». Eso sí, siguen al PSOE —aquí no hay sorpresa alguna— en que se debe controlar el juego y la obsolescencia programada. También resulta refrescante oír hablar de «simplificación legislativa» y, de hecho, sería todo un gusto que cumplieran con aquello de derogar «una norma por cada nueva norma aprobada» —aunque dudo mucho que lo hagan—. Además, si bien es loable que restrinjan en algo el uso del Decreto-Ley…, sospecho que lo mantendrán mientras estén en la oposición. Para terminar con la parte del programa, queremos hacer una mención especial a su idea de aprobar una ‘Ley de Concordia’ «que incluya a todas las víctimas y que haga del recuerdo de los hechos históricos un alegato en favor de la libertad y la paz, la tolerancia y la convivencia, para que nunca más, por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia, vuelva el odio y la violencia entre españoles». Puf… ¡Qué inocentes, qué cursis y qué ganas de ir a la moda! Y hablando de amaneramientos propios de un seguidor de Josemaría Escrivá de Balaguer, no podemos olvidar recordar eso de «promoveremos que las políticas que se impulsen desde las administraciones públicas tengan una perspectiva de familia»… Por favor…: ¡no más perspectivas!
Ahora vamos con el repaso de las redes sociales. Tienen Facebook, con 288.000 seguidores; Tuiter, con 848.100; Instagram, con 137.000; Youtube, con 98.000 —con el enlace roto en la página oficial—; Flickr, con 519; Telegram, con 4.546; Twitch no tienen —gracias a Dios—, aunque sí TikTok, con 6.600 —¡una plataforma mucho mejor, claro que sí!—; y, como hecho diferenciador, Linkedin, con 5.076. Por otra parte, en su sitio web tienen una imagen de Watsapp que no lleva a ningún lado. Más allá de todo esto, cuentan con una aplicación, no tan publicitada como la del PSOE, que no se actualiza desde hace un año (aunque la de los socialistas no lo hace desde hace dos). Eso sí, nos desilusiona sobremanera que no tengan tienda y que nos tengamos que quedar sin un hipotético pollito pepero con una corbatita. Como la página de afiliación es una sosería que no merece ni una línea, empecemos ya con el repaso de los dos vídeos en posesión de Alphabet. De 2019, nos quedamos con el vídeo del 21 de noviembre titulado «Casado: «El PPE es la mejor vacuna contra los populismos»» —porque esta ridiculez titulada «Sr. Pedro Sánchez: quien calla, otorga. ¿Recuerda?», del 22, no sería justa—. Luego veremos, ya de 2022, el vídeo llamado «Feijóo pregunta a Sánchez en el Senado: «Usted preside un Gobierno en llamas»», también del mismo día y mes.
En el primero, Pablo Casado, que empieza chapurreando francés e inglés para luego proseguir en español, arranca el discurso con una oda al ‘mundo libre’ y con un recuerdo a la caída del muro de Berlín. Prosigue, a colación de los muros, con cuatro metafóricos: el nacionalismo, el ‘populismo’, el ‘identitarismo’ y el proteccionismo. Más tarde, continúa posicionándose en contra del nacionalismo en general y contra el catalán en particular. Luego, contra el ‘populismo de izquierdas y de derechas’, dado que, según sostiene, proponen soluciones fáciles a problemas complejos. Después llega el turno de la crítica al ‘identitarismo’, que él llama «la nueva religión» —bastante simplona esta comparación, por cierto—, que, por ejemplo, en el caso del credo ‘verde’, contrapone negacionistas a catastrofistas del cambio climático. A su vez, si bien toca el tema de la ideología de ‘género’ con valentía, pues afirma que pretende, entre otras cosas, dividir a hombres y mujeres, no lo hace con la suficiente radicalidad, dado que después se muestra partidario de acabar, sin entrar en matices, con la discriminación por ‘género’, edad, etcétera. Termina su intervención aludiendo al proteccionismo, donde se posiciona a favor del libre mercado como fundamento de la prosperidad económica, del mantenimiento del Estado del bienestar y de la prosecución de ‘nuestro esquema social’. (Le ha dado miedo hablar de Occidente, como para hablar de la Cristiandad…) Por último, concluye diciendo que Europa es la mejor construcción política y geoestratégica que sirve al progreso, al futuro y a la libertad… Es de los mejores discursos de Pablo Casado que he escuchado, la verdad. Ojalá el PP se animara a defender estas ideas hasta sus últimos términos.
Por otro lado, el vídeo de 2022 es mucho más prosaico y bajo (algo inevitable si tenemos en cuenta que se enmarca en una discusión en el Senado). De entrada, vemos cómo Alberto Núñez Feijóo le habla sin contexto a Pedro Sánchez hasta encontrarnos de golpe y porrazo con una retahíla de reproches más o menos afinados, pero, en general, claros e incontestables —salvo por alguna exageración demagógica, como decir que «la mayoría de las familias tienen muchas dificultades para hacer la cesta de la compra»—, del líder del Partido Popular al presidente del Gobierno, frente a la cara de granito de este último, que pivota entre muecas de negación y burlas chulescas. Además, cabe mencionar que Feijóo se encuentra arropado por un séquito de peperos que no cesan de afirmar con la cabeza y de aplaudir… También dice que los daños a la credibilidad del actual presidente de España son ya irreparables… (no sé…, quizá el nuevo líder del Partido Popular peque en este punto de exagerado y optimista). Después, continúa en un tono pretendidamente duro para un gallego, termina su intervención y omiten la respuesta de Pedro Sanchez para poner un chascarrillo de Feijóo, que prosigue con su cantinela. En fin: qué desagradable. Más tarde, los socialistas le afean la conducta por no decir ‘diputados y diputadas’, él titubea y los que no son de su bancada se ríen del pobre líder popular…, que pierde un poco los nervios con un «no te voy a insultar». También habla de su futura investidura mientras el amigo Sánchez se parte la caja…, y poco después vemos que pretende parecer triunfalista, pero que se nota que no se lo cree y que intenta aparentar con todas sus fuerzas contundencia, para terminar ante el aplauso de los suyos, que estúpidamente se ponen de pie, y la chulería del presidente. Un día más en nuestras pequeñas, pequeñísimas, cortes. La verdad es que poco más puedo añadir ante tal espectáculo.
Entrando ya a comparar ambas piezas, la diferencia es palmaria; no sólo por el tono de los vídeos, que también, sino porque el líder del PP no es el mismo. Con todo…, aunque nunca me pareció que Casado fuera adalid de nada, tampoco me lo parece Feijóo. Este último servirá para recoger la fruta madura cuando llegue el momento, eso seguro, pero no creo que le dure demasiado. De cualquier manera, vamos a terminar este repaso comentado rápidamente la situación de la cuenta de Tuiter del Partido Popular, considerando, como hicimos con el artículo del PSOE, cinco publicaciones: unas de 2019 y otras a la altura de este artículo. Respecto a las primeras, cabe decir que repiten lo mismo que suben a Youtube a lo largo de diferentes vídeos cortitos, y que, por lo demás, el tono resulta bastante parecido al de la cuenta del PSOE, aunque con menos emoticonos y, por supuesto, criticando al gobierno. Destacamos, antes de pasar a 2022, que el tuit con más respuestas tiene 187 y que el que tiene más retuiteos alcanza la cifra de 1.211, siendo la etiqueta más usada «#SánchezERESsilencio». Si atendemos ahora a los siguientes cinco…, vemos que han pasado tres años y que todavía siguen reciclando de Youtube. Sin embargo, la diferencia fundamental respecto a 2019 es que emplean algún emoticono más… A su vez, así como el tuit con más comentarios tiene 799, el que tiene más retuiteos se eleva hasta los 945. La etiqueta más usada es…, os doy un par de segundos para que os preparéis…: «#GobiernoEnLlamas». En conclusión, en este apartado se demuestra que la mejor estrategia del PP siempre es aprovecharse de un PSOE en horas bajas.
Terminamos este artículo con una pregunta: ¿Qué diferencia al PP del PSOE? Los del Partido Popular probablemente responderían que son como los socialistas, pero un poco más moderados, más ordenados y menos estúpidos. Aunque también, para qué negarlo —aunque esto lo digamos nosotros—, más aburridos. ¡Vamos…!, me apelaréis, ¡en algo concreto se diferenciarán! Sí: en que apuestan por la energía nuclear o, por lo menos, en no cerrar las centrales en activo —lo cual es una chapuza—; y en que, quizá por la presión de VOX, aunque no sin mucho esfuerzo, puede que impidan que terminemos teniendo un ejército de broma, además de que no promueven una visión totalmente pánfila de la inmigración… Por otro lado, mis oídos agradecen que no estén todo el rato intentando desdoblar en masculino y femenino. De cualquier forma, el Partido Popular resulta, para cualquiera que se ponga a estudiarlo con un mínimo de cuidado…, desesperante. La historia nos ha demostrado que dicho partido va a la zaga del PSOE, no revirtiendo las leyes y las políticas más virulentas que éste aplica —por mencionar tres: la destrucción de la educación, la ‘memoria histórica’ y las cuestiones feminoides—, y, por tanto, terminando por ser lo mismo que aquello que presuntamente critica, aunque un poco menos exagerado y un pelín más serio. (Sí, Quintana Paz da en el clavo con su estúpidamente denominada noción del «PSOE state of mind».) Es cierto que se nota ligeramente la presión del partido verde; pero, por lo demás, no sólo vive a la sombra del PSOE, aunque sin ser realmente su sombra (cometido que quizá encajaría más con VOX), sino que tan solo llega a ser una versión un poco más civilizada y comedida del partido de Pedro Sánchez. Es así de poco original, así de tedioso y, a su vez, puede también que lo mejor para España (sobre todo si tenemos en cuenta nuestra historia). Lo que no sé es si algún día llegará a ser un partido conservador independiente, un partido liberal coherente o, sencillamente, un partido cuyos integrantes sean, a la japonesa, unos simples gestores competentes del Estado; manteniendo, en cualquiera de los casos, toda índole de corrupción bajo control (si no es mucho pedir).
«Visto el programa, podemos decir que el PP es abiertamente liberal en lo económico, pero sin llegar al neoliberalismo. Es evidente que, a lo largo del mismo, vemos que existe una tensión muy clara entre políticas que podrían llegar a ser contradictorias a la hora de defender el estado del bienestar. Después, sorprendentemente, en lo social es muy progresista, dejando el calificativo de conservador muy atrás. Por lo general, es un programa sensato y muy completo. La pena es que, a la altura de este artículo, aún nos falten las referencias del resto de los programas; los cuales iremos viendo de aquí a las elecciones. En cualquier caso, no creo que se diferencie en lo económico demasiado con el PSOE; salvo, quizá, en la retórica capitalista, que puede ser menos explícita. Tampoco en los temas sociales; aunque es muy probable que, en este punto, sean los socialistas los que pongan más el acento. Por lo demás, creo que cualquiera que lea este programa podría, no sin criticar muchos detalles, firmarlo. El problema es que el PP no ha estado, ni de lejos, a la altura de su propio programa».
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Esperando que caiga la pera, supongo…
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