¿Es tu novia Francisco Franco? Cinco pruebas que lo demuestran
Aprovechando esta fecha tan señalada, y teniendo en cuenta la sequía de artículos de este quinto curso, os presentamos una pequeña reflexión que esperamos que sea de vuestro agrado. No vamos a hablar de alguien que sea «el mal absoluto sin mezcla de bien alguna», tampoco de «un demonio perfecto en su malignidad», ni mucho menos de un tonto cruel sin más. No hablamos de Francisco Franco Bahamonde, como comentó en su momento Quintana Paz, pues quien inspira este escrito no tiene nada de tonta ni de malvada, aunque participa del mismo nivel de sutileza que el personaje descrito por Miguel Ángel. Eso sí, me consta que también tiene mala fama en su propia casa. Nos referimos, por tanto, a alguien bien distinto al dictador español del siglo XX. De cualquier manera, como comentar cosas particulares no tiene demasiado valor, vamos a intentar elevar el sentido de este escrito a lo universal, con la mirada puesta en que a más de uno le sirva para comprobar si su novia es realmente Francisco Franco (quizá no en su literalidad —claro—, pero puede que sí como una especie de reencarnación renovada y mucho más agradable a la vista). Éste va a ser un artículo cortito, aunque no por ello menos esclarecedor; y, dado que somos conscientes de que ésta será la primera vez que algunos de vosotros seréis felices, vamos a hacer una enumeración de las ‘cinco pruebas’ para que nadie se pierda, quede todo cristalino y os podamos ofrecer una satisfacción completa. Hechas ya las introducciones, comencemos.