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Mesdiciembre 2020

Fleabag (2016-2019)

Para cerrar bien este año tan sumamente extraño, me gustaría hablar de una de las series que más me ha sorprendido en estos últimos tiempos, y con la que me he reído, a la par que llorado (un sutil equilibrio que no siempre es fácil de conseguir, dicho sea de paso). Estoy hablando de “Fleabag” (2016-2019), un drama británico, con tintes de comedia, dirigido, escrito y protagonizado por la polifacética y maravillosa Phoebe Waller-Bridge. De ella, también me gusta “Crashing” (2016), en la que ya aparece su capacidad para estar a la altura en las facetas de directora, guionista y actriz; sin embargo, aborrezco bastante “Killing Eve” (2018-), de la que me cuesta entender su fama (es probable que simplemente responda a la tendencia tan extendida de encumbrar a alguien y luego no distinguir entre la calidad de las cosas que hace; pero ése es otro tema, que escapa a la temática de nuestro análisis de hoy, y que ya trataré en algún momento con más profundidad). Volviendo a “Fleabag”, cabe señalar que no es ésta una serie cualquiera, sino una que, aun rompiendo la cuarta pared constantemente, consigue hacerlo con suma elegancia y originalidad. Sin ser una tarea fácil, ya que, en ocasiones, este recurso puede resultar molesto, chapucero o pretencioso; en el caso de “Fleabag”, favorece que la protagonista, tan sumamente expresiva, congenie de una forma muy especial con el espectador desde el minuto uno. Quizá no sea para todos los paladares —hay quienes no conectan en absoluto con su tipo de humor y forma de hacer—, pero creo que, si uno aparca los prejuicios y se deja llevar por esta londinense de treinta y pocos, que anda sumamente estancada en errores del pasado y en pérdidas irreparables, encontrará en ella muchas de las preocupaciones que corroen a toda la especie humana y que son siempre dolorosas de digerir. Dicho esto, comencemos.

Feminismo en el siglo XXI. Cuarta parte: qué no es el feminismo

Seguimos un capítulo más con nuestro repaso general del feminismo. Hoy nos aventuraremos a tratar la cara posterior del artículo anterior. Ya tenemos claro qué es el feminismo, lo que nos permite distinguir qué no lo es. Esto implica una facilidad y, a la vez, un problema: siempre es más sencillo decir qué no es algo, incluso cuando ni siquiera se posee un conocimiento claro sobre lo que es. Pero, a la par, significa que todo lo que se puede decir sobre lo que no es algo podría tender, a la larga y en un caso óptimo, a dar una infinidad de ejemplos, menos uno. La llamada vía negativa es un recurso extremadamente poderoso a la hora de pensar, pero también supone hacer fuertes concesiones. Vamos a ver a dónde nos lleva este camino.

Un par de ideas sobre el auge de los directos en Internet

Poco a poco, el siglo XX va quedando atrás, y podemos apreciar cómo esas diversas máquinas, propias de la ciencia ficción, que entraron en nuestra vida desde finales de los 90, se han vuelto ya una parte fundamental de nuestras sociedades. Más allá de ordenadores potentes y de la generalización de Internet, uno de los puntos clave fue la irrupción de los móviles y, en especial, la del iPhone en 2007. Este nuevo dispositivo resultó ser la síntesis entre un ordenador e Internet, con la novedad de ser totalmente portátil y, lo más significativo, estar siempre encendido y en conexión con la Red —tanto telefónica como internáutica—. Ésta fue una diferencia crítica, dado que, desde entonces, cualquier móvil es capaz de mantener en línea a su usuario las 24 horas del día, y, por defecto, hacerle estar siempre disponible, siempre conectado, así como permanentemente dispuesto a responder ante otros usuarios. Y no olvidemos que esto es decir mucho; pues, en Internet, las posibilidades de comunicación son impensablemente inmensas, instantáneas y crecientemente variadas. Nos encontramos ante un entorno digital donde, estructuralmente, prima la cantidad sobre la calidad. De hecho, en el contexto capitalista, todos los usuarios están a la caza de oportunidades, acelerando aún más el sistema. «Mientras el mundo duerme, tú sueñas», rezaba un anuncio promocional de Apple, dedicado al esfuerzo de los programadores. Éste es el tema: en un mundo global, interconectado todas las horas del día, el tren está en movimiento y no espera a nadie; cualquier instante de desconexión es un momento perdido, de debilidad, donde otros que ‘no se duermen’ compiten por las oportunidades laborales. Y…, sí, vamos a contar un par de cosas sobre el tema de los directos en Internet, pero es preciso aclarar primero el contexto en el que nos movemos. En este sentido, antes de tecnología o de modas, hay que hablar de maneras de vivir o, mejor dicho, de la manera de vivir que a todos se nos vende y a la que la gran mayoría aspira. Empecemos.