Hoy vamos a analizar aquella gran promesa que fue Podemos. Vista la tendencia general, no sorprende que sólo cuente con el programa de 2016. Todos nos acordamos de que fue el año donde se presentaron con un montón de pequeñas agrupaciones que aún no está claro si se presentarán otra vez. De estos pequeños partidos, el único que tiene un programa independiente es Equo, el cual analizaremos, con las necesarias precisiones, más adelante.
Consideremos, pues, el programa de 2016; el cual, como ahora vamos a argumentar, no se puede considerar al margen del de 2015. La razón fundamental de esto es que, al mirar con cuidado «la revista de IKEA podemita» de 2016, nos damos cuenta de que no es más que un compendio desordenado de las que deben ser las propuestas que consideran más significativas de 2015; pues el programa de 2015 se encuentra íntegro a tamaño diminuto al final. Entonces, ¿las 332 páginas del programa de 2015 están contenidas en las 99 del de 2016? Sí, nada más ni nada menos que concentradas en 25 páginas. Para entender esto, sólo es posible pensar que, después de confirmar que no se iban a comer el mundo en 2015, decidieron dar un giro de 180 grados trasformando un programa claro, concreto y coherente en una fiesta de fotos, que alude únicamente a las ideas mas vendibles y que oculta, pero no elimina, el grueso del programa de 2015. De estas ideas, nos han parecido significativas la mitad; sin embargo, creemos que es un fallo que la mayoría de cuestiones fundamentales y definitorias del partido queden disimuladas en un tamaño tan pequeño. Esto demuestra que ya estaba clara la tendencia a volverse un escaparate sin fondo alguno; pero, dado que es muy fácil cargar contra el programa de 2016, teniendo en cuenta que éste contiene el de 2015, vamos a hacernos los locos y tratar el tema como si sólo existiera el de 2015, el cual es un programa normal.