Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (1865)
«¡Vaya! —pensó Alicia—, después de una caída como ésta, bajar rodando por las escaleras de casa me parecerá de lo más natural. ¡Qué valiente van a pensar que soy!».
En la crítica está el gusto.
«¡Vaya! —pensó Alicia—, después de una caída como ésta, bajar rodando por las escaleras de casa me parecerá de lo más natural. ¡Qué valiente van a pensar que soy!».
Ahora que se acercan estas fechas tan señaladas, compruebo con cierto estupor cómo el mundo se divide entre quienes disfrutan de las navidades y quienes las aborrecen sin piedad. Para tener las cosas claras y no llevar a error, aunque se me vaya a notar claramente durante este escrito, yo soy, indudablemente, del primer tipo de personas. De hecho, aquellos que se muestran muy críticos con estas fiestas me producen, de entrada, cierto rechazo. No puedo evitarlo.