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EtiquetaBiografía

La insondable figura de Jane Austen: una aproximación desde sus adaptaciones cinematográficas

Antes de entrar de lleno en las obras literarias de Jane Austen, nos queda el último artículo sobre el acercamiento a su figura. Esta vez, como ya adelantamos en su momento, será desde el cine. Dada la heterogeneidad de las seis películas que hoy traigo aquí, he decidido dividir este escrito en tres partes diferenciadas, de modo que el lector, mediante el título del apartado, pueda hacerse una idea de lo que encontrará en esas cintas, y así decidir acercarse o no a ellas (o leer lo aquí señalado). De cualquier modo, y para dar ya una ligera idea de lo que voy a exponer, diré que son muy pocas las adaptaciones cinematográficas que tratan propiamente sobre su vida (o, al menos, aquellas a las que he tenido acceso). Es cierto que no es fácil emprender una tarea como ésa, pues siempre será, de manera inevitable, un acercamiento sumamente parcial por lo que tiene de inabarcable. Aun con todo, tenemos retazos de lo que ella fue, así como también muestras de lo que ha supuesto su figura, sus novelas y sus personajes a lo largo de las generaciones posteriores a la suya. El orden en el que figurarán las secciones responderá al vínculo que guarden con lo que debería ser el núcleo de este texto, es decir, aparecerán de mayor a menor importancia. Sin embargo, dentro de cada apartado se colocarán las películas cronológicamente, dejando a un lado su calidad, que será estudiada individualmente en cada una de ellas. Por tanto, el asunto quedará así: películas biográficas o que aparentan serlo, donde estarán incluidas “La joven Jane Austen” (2007) y “Jane Austen recuerda” (2008); películas ambientadas en la actualidad que se inspiran en sus novelas para querer vivir en ellas o para afrontar las propias derivas vitales, entre las que encontraremos “Conociendo a Jane Austen” (2007) y “En tierra de Jane Austen” (2013); y, por último, y como un anexo, películas que comparten con la escritora meramente el nombre en sus respectivos títulos, que englobará las cintas “Jane Austen en Manhattan” (1980) y “Mafia. ¡Estafa como puedas!” (1998). Sin más dilación, y para evitar hacer esto eterno, pues ya es lo suficientemente extenso el artículo, comencemos.

La insondable figura de Jane Austen: una aproximación desde sus cartas

Seguimos este ciclo de Jane Austen con un nuevo artículo que ya avisamos que sería el que vendría en segundo lugar. Tras un acercamiento a la figura de la escritora a través de sus biografías, toca ahora hacer hincapié en su correspondencia. Después del intento fallido de hacerme con un volumen de las valiosas cartas completas de Jane Austen por el precio por el que salieron a través de la editorial d’Época —en una edición muy cuidada, como todas las suyas—, y no por los 200€ que he visto que se venden ahora de segunda mano, me voy a tener que conformar con una pequeña porción de su producción epistolar. Para ello, he consultado tres libros: “Recuerdos de Jane Austen” (1870), de James-Edward Austen-Leigh, que es la primera biografía de la novelista, llevada a cabo por su sobrino, y que contiene varias de sus cartas y algunos fragmentos de otras; “Las cartas de Chawton” (2017), una selección de trece misivas, de las cuales doce se encuentran a día de hoy en la Casa Museo Jane Austen de Chawton, realizada por Kathryn Sutherland; y “Lejos de Cassandra” (2021), una recopilación, en una edición a cargo de Anabel Palacios, de parte de su correspondencia con su querida hermana Cassandra. Dicho esto, y sintiendo que la aproximación vaya a tener que ser menor de la prevista por lo anteriormente mencionado, comencemos ya a ahondar en la faceta más íntima de una autora con tantas capas y contrastes.

La insondable figura de Jane Austen: una aproximación desde sus biografías

Con este artículo pretendo iniciar un ciclo sobre una de las novelistas por excelencia: Jane Austen. De entrada, aportaré algunos datos biográficos para situarla, pero también dedicaré otro escrito a acercarme a su figura desde algunas de sus cartas. Además, como no podía ser de otra manera, iré dedicando diversos análisis, en los meses sucesivos, a sus distintas novelas, así como a sus primeros textos y a otros escritos menores, que nos permitirán tener una buena perspectiva de sus temas predilectos y de su manera de construir las historias y los personajes. Todos ellos, al mismo tiempo, irán acompañados de otros análisis que abordarán todas las adaptaciones cinematográficas sobre sus obras a las que tenga acceso, en el caso de que las haya, pero también aquellas que ahonden en su vida. Esta vez, cuando sean muchas las películas o series que adapten una misma obra, lo haré de manera separada, y no en el mismo artículo, para evitar que la cosa se haga algo mastodóntica, como ya me ocurrió, por falta de práctica y de organización, con “Jane Eyre” (1847) o con “Cumbres Borrascosas” (1847). Dicho esto, no puedo ocultar las ganas que tenía de embarcarme en este proyecto, que ya rondaba por mi cabeza desde hacía mucho tiempo, y profundizar así en una de las escritoras clásicas más conocidas a día de hoy, quizá no tanto a través de su lectura directa, eso es cierto, pero desde luego sí mediante la gran cantidad de adaptaciones cinematográficas con las que cuentan algunas de sus novelas, inscritas ya en el imaginario colectivo. Sin más dilación, y tras especificar brevemente a qué dedicaré mis escritos venideros, empezamos ya este artículo, que será un acercamiento a Jane Austen desde algunas de sus biografías. En este caso, aquellos libros a los que he acudido son: “Recuerdos de Jane Austen” (1869), de James Edward Austen-Leigh; “Jane Austen: Una vida” (1997), de Claire Tomalin; “Jane Austen en la intimidad” (2017), de Lucy Worsley; y, por último, “Tras los pasos de Jane Austen” (2021), de Espido Freire.

La familia Brontë (1777-1861)

Resulta complicado, por no decir ridículo o pretencioso, resumir la vida de una familia, tan peculiar como la de los Brontë, en un espacio acotado como del que dispongo aquí. Y, por eso, no pretendo ni hacer el intento. Baste este pequeño artículo como mera muestra de aquello que rodeó a Charlotte, Emily y Anne, para tratar de entender mejor el universo de sus libros; pero sin poder llegar a ser mucho más que eso. De hecho, acercarse a la familia Brontë no resulta tarea fácil o, muy al contrario, puede quizá que sea de lo más sencillo; y es que, si bien hay mucho escrito y han corrido no pocos ríos de tinta por unas y otras cuestiones, esto hace el camino algo arduo, aunque, en igual medida, también emocionante. Una vez uno entra a investigar, cuesta frenar el ansia de seguir leyendo aquí y allá. Sin embargo, las circunstancias externas —y, en esta ocasión, quizá en particular, también las internas— han dificultado que este acercamiento haya sido tan exhaustivo como le habría gustado a quien escribe estas líneas. Sea como fuere, uno debe asumir con cierto estoicismo, y sin tratar de que le afecte en exceso, que suele haber un gran abismo entre lo que uno imagina y lo que luego acaba siendo. Tras esta digresión, he de señalar que los libros que me han servido para acercarme a una vida tan apasionante como la que hoy nos ocupa han sido: “Vida de Charlotte Brontë” (1857), de Elizabeth Gaskell; “El gabinete de las hermanas Brontë: Nueve objetos que marcaron sus vidas” (2015), de Deborah Lutz; e “Infernales: La hermandad Brontë” (2018), de Laura Ramos. Así que, en la medida de mis posibilidades, me dispongo a acercar someramente la vida de la familia Brontë a aquellos que no la conozcan, así como facilitar que vuelvan sobre ella quienes ya estén al tanto de algunas de sus curiosidades.