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Mesdiciembre 2019

La Navidad: entre la nostalgia y Love Actually (2003)

Ahora que se acercan estas fechas tan señaladas, compruebo con cierto estupor cómo el mundo se divide entre quienes disfrutan de las navidades y quienes las aborrecen sin piedad. Para tener las cosas claras y no llevar a error, aunque se me vaya a notar claramente durante este escrito, yo soy, indudablemente, del primer tipo de personas. De hecho, aquellos que se muestran muy críticos con estas fiestas me producen, de entrada, cierto rechazo. No puedo evitarlo.

Seminario Cine y Filosofía. Pensando a 24 imágenes por segundo (Conferencia 2019)

No queremos perder la oportunidad de hablar sobre el seminario que tuvo lugar la semana pasada en la Universidad Complutense de Madrid bajo el título “Cine y Filosofía. Pensando a 24 imágenes por segundo”. En él se incluían quince ponencias, entre las que se encontraba la del profesor Antonio Duarte Calvo, que era, a su vez, el responsable del seminario. Por mucho que a veces resulte interesante, incluso gratificante, mirar al pasado, no hay que descuidar los temas de actualidad; y, sobre todo, al margen de analizar las cuestiones que atañen a la masa, como las elecciones, es significativo, a su vez, analizar de vez en cuando qué se juega en conferencias de nivel, como ya hicimos hace unos meses con Sandel. En este caso, nos encontramos con un grupo de conferencias que han girado en torno al cine y la filosofía a lo largo de tres días: 11, 12 y 13 de este diciembre. De entrada, diremos que ha habido de todo: desde expertos pedantes hasta profesores interesantes, pasando por diferentes grados de mediocridad y algo de brillo y/u originalidad. Pero basta de introducciones. Entremos ya en materia.

Threads (1984)

Hoy toca analizar una película interesante y representativa de la década de los ochenta; lo que, como podréis sospechar, es una labor complicada, ya que en los 80 aún se hacía muy buen cine en general y, en especial, muy buenas cintas de ciencia ficción. Para acotar esta locura y poder tomar una muestra cinematográfica lo suficientemente pequeña como para poder visualizarlas en poco menos de un mes, nos quitamos clasicazos indiscutibles, tipo “Blade Runner” (1982) o “Aliens: El regreso” (1986), y también taquillazos al estilo “La guerra de las galaxias” o “Regreso al futuro” (1985), que ya analizaremos con detenimiento en otra ocasión. Con este criterio, y buscado películas con las mejores críticas o las sinopsis más interesantes, nos quedamos con 16: desde algunas de animación japonesa, tipo “Akira” (1988) o “El huevo del ángel” (1985); pasando por cositas soviéticas al estilo “Kin-Dza-Dza” (1986) o “Corazón de perro” (1988); ‘francesadas’ como “La muerte en directo” (1980); e, incluso, algún cortometraje como “Balance” (1989). Después de este empacho cinéfilo, que ha dolido, pero que, a su vez, no ha podido merecer más la pena, destacamos tres finalistas muy distintas entre sí: “Threads” (1984), “Hombre mirando al sudeste” (1986) y “Depredador” (1987).

Amsterdam (1998)

Si bien llevaba tiempo queriendo acercarme a una de las novelas de Ian McEwan, en buena parte, por todo el amor que le suelen profesar quienes están más puestos en la literatura actual, mi decepción no ha podido ser mayor. Puede que el libro elegido no haya sido el adecuado: basta conocer un poco a este autor para saber que el más conocido de sus textos es el de “Expiación” (2001). Yo, como peco de cierto anarquismo en esto de comenzar a leer algo de un escritor, me decidí a hacerlo con “Amsterdam” (1998); aunque, si lo hubiera sabido, habría ido a lo seguro (o, quizás, no tan seguro; eso está por ver).

La Atlántida (1932)

Hoy toca hablar de una película representativa, a la par que desconocida, del primer lustro de la década de los años treinta. En este caso, partiendo de que lo que hay visible no es tanto, nos hemos quedado con “La Atlántida” (1932), que es una adaptación sonora de la obra de 1921 del mismo nombre. Ambas coinciden en tres cosas: un bellísimo Sáhara, una estructura complicada, y mucho surrealismo; además de ser muy interesantes e innovadoras respecto a la historia del cine. Por mucho que, sin lugar a dudas, en esta época haya hitos muy claros dentro de la ciencia ficción, como “El doctor Frankenstein” (1931) o “El hombre invisible” (1933), así como otras películas también interesantes, como “La isla de las almas perdidas” (1932), todas ellas son demasiado conocidas y, sobre todo, se merecerían un análisis (o, incluso, varios) en profundidad, si tenemos en cuenta las obras literarias de las que beben, su impacto, las segundas partes que se han hecho de ellas, etcétera. En cambio, pese a su indiscutible calidad, la obra de G. W. Pabst es casi tan desconocida como el mismo director. Por esta razón, es la obra del séptimo arte que hoy os vamos a recomendar.