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Las adaptaciones cinematográficas de Juicio y sentimiento (I)

Hoy, después de mucho retraso y de varias catastróficas desdichas, volvemos a la carga con lo que prometimos: la primera parte de las adaptaciones cinematográficas de “Juicio y sentimiento” (1811), la novela con la que Jane Austen se dio a conocer al mundo. Si bien opté por dividir este artículo en dos análisis distintos, precisamente para hacérselo más digerible al lector, no sé muy bien cómo ni por qué su dimensión ha alcanzado cotas mastodónticas, y mira que ni me lo propuse ni lo quería. Me disculpo ya de antemano por el entuerto y deseo que, al menos, como son cinco las películas y miniseries de las que voy a hablar, no se haga demasiado pesado y haya quienes puedan ir directamente a una o a otra sin pasar por el resto; y es que, como acostumbro a hacer en estos casos, he escrito de manera individual sobre ellas, aunque también haciendo referencia a las demás, para que pueda leerse tanto del tirón como separadamente. En cuanto al contenido del artículo, lo que os vais a encontrar son dos miniseries que tratan de ser bastante fidedignas respecto al contenido del libro, la de 1971 y la de 1981; una película, la de 1995, que busca ser una buena y fiel adaptación, aunque lanzándose a veces más allá de la mera literalidad; un libre traslado de la novela a la India contemporánea, bajo el nombre de “I have found it” (2000); y, por último, “Tigre y dragón” (2000), que no es una versión audiovisual del texto de Jane Austen, pero que guarda paralelismos con él, tal y como su director, Ang Lee, el primero en adaptar “Juicio y sentimiento” a la gran pantalla, ha dejado patente en alguna que otra ocasión. Como éste sólo es el primer grupo de cintas, y la división responde a criterios meramente numéricos, será en la segunda parte donde concluiré este análisis conjunto, pues ahí ya habré visto todas las versiones de las que dispongo y podré hablar con mayor conocimiento de causa. Sin más dilación, y dado que el camino va a ser largo, empecemos ya por fin.

Jane Eyre (1847) y sus tantas adaptaciones

Seguimos con el ciclo iniciado de las Brontë, atendiendo a la principal obra de Charlotte, la mayor de las tres hermanas. “Jane Eyre” (1847) es un libro en el que la protagonista nos va narrando su propia vida, desde su infancia hasta, aproximadamente, los 20 años. Esto contiene ciertas peculiaridades, entre las que cabe destacar la alusión al lector que se hace en bastantes ocasiones, capaz de funcionar como guiño y, al tiempo, como una manera de mantener distancia entre la ficción y la realidad. “Jane Eyre” presenta unos personajes tan bien delimitados —con sus luces y sus sombras— como maravillosamente descritos. Además, cuenta con unos diálogos imponentes y de gran contenido filosófico. Sin embargo, lo que más destaca es, sobre todo, la figura protagonista: la propia Jane Eyre. De alguna manera, y por mucho que asistamos a su paso entre la niñez y la vida adulta, si por algo destaca en todo momento es por una madurez digna de mención y por una forma de ser tan peculiar como atrayente. Lo curioso también de este personaje es que, en vez de verle evolucionar a lo largo de la trama, no cambia en exceso, sino que va modulando lo que lleva ahí desde el principio: una compasión sobrenatural, una generosidad ilimitada y, a la vez, una fuerza de ánimo y una sobriedad ejemplares. Conviene señalar ya aquí que, para enriquecer el contenido del libro, de por sí sumamente valioso, vamos también a hablar de las adaptaciones cinematográficas más relevantes que se han hecho de él. En cuanto a películas, consideraremos las de 1934, 1943, 1970, 1996, 1997 y 2011; y, en cuanto a series, las de 1971, 1983 y 2006. De esta forma, intentaremos que nos quede un amplio espectro de esta historia tan sumamente rica en matices, que, aun hoy en día, da tanto que pensar. Sin más dilación, empecemos con ello.